Miedo

Cada uno tienes sus propios miedos. Estos se manifiestan desde que somos muy pequeños. Uno de los más comunes es el miedo a la oscuridad. Muchos de nosotros hemos dormido con alguna pequeña lucecita en nuestro cuarto porque temíamos no poder ver al “Hombre del saco” si la habitación estaba completamente a oscuras.

Quizá este sea uno de los más comunes. Sin embargo, a medida que crecemos y nos adaptamos al medio, a las exigencias de nuestra edad, etc., los miedos pasan a ser menos físicos y se tornan más irracionales. Miedo a no decir lo que toca, miedo a no caer bien, miedo a no gustar, miedo a perder a alguien…

Estos nos paralizan y hacen que perdamos una cosa muy importante: la confianza en nosotros mismos. Nos atoran generando ansiedad y situaciones de estrés nada sanas.

¿Recuerdan cuando dejaron de dormir con esa lucecita en el cuarto? ¿Cuándo estaban solo ustedes y la oscuridad y se dieron cuenta que no era para tanto, que vosotros erais más grandes que los peligros irracionales y fantasmagóricos que irradiaban de la oscuridad? ¿Recuerdan que se sintieron bien y aliviados?

Se trata justamente de eso. Tomen un tiempo para pensar en las cosas que más les impiden avanzar en su día a día. Los miedos e inseguridades están impuestos por nosotros mismos. Solo hay que quitarse la venda de estos para poder ver que nosotros somos más grandes que ellos. No hay que evitar esas situaciones que nos producen miedo: hay que invadirlas con seguridad y desde el respeto, para hacerse fuerte, para vernos capaces de iluminar con nuestra presencia las zonas más oscuras de nuestra existencia.

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *